Desde que a Angelina Jolie se le denegase el permiso para rodar la que sería su primera película como directora en tierras serbias, no se ha quedado con los brazos cruzados y ha declarado que “sería una vergüenza si presiones injustas, basadas en informaciones erróneas” le impidieran rodar su película.
Además ha hecho saber a la Alta Comisaria de la ONU para los Refugiados (ACNUR) que desea reunirse con la asociación “Mujer-Víctima de la guerra”, la cual fue la que destapó la caja de los truenos y consiguió que el gobierno anulase el permiso a Jolie, ante lo que declaró: “me gustaría que me dieran la oportunidad de hablar con ellos personalmente para aclarar cualquier malentendido sobre este proyecto”.
Gavrilo Grahovac, ministro de cultura y vicepresidente del Gobierno del ente común de musulmanes y croatas de Bosnia, aseguró que la película no se grabará en ninguna localización del país porque el argumento de la película, una mujer bosnio-musulmana que se enamora de un soldado serbio que la ha violado, es considerada ofensiva y realmente traumática.
Por su parte, Bakira Hasecic, presidenta de la asociación, pidió explicaciones a las autoridades pertinentes sobre el permiso dado a Jolie para poder rodar su película, aunque sí reconoció que no había visto el guión en ningún momento. La polémica está servida ¿podrá Jolie y sus influencias doblegar a un gobierno?
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